Las mujeres hemos vivido históricamente con la siguiente norma:
“que no se nos note”.
Ni la panza, ni el apetito, ni las estrías, ni la celulitis, ni el deseo, ni las canas, ni las arrugas, ni nada. Es como si tuviéramos que disolvernos para no incomodar.
¡Rompamos con ese patrón!
A mí, que se me note…
—– Autor desconocido