La nación purépecha (p’urhépecha o p’urhé, idioma purépecha [pʰuˈɽepeʧa]) es un pueblo indígena que habita primordialmente en el estado de Michoacán, México. Sus miembros fueron conocidos como los michoacas o michoacanos en su etimología náhuatl, como habitantes de Michoacán (‘lugar de pescadores’), y que también habitaron en los estados de Guanajuato y Guerrero, en México.
En su mayoría los purépechas viven en los 22 municipios de Michoacán que forman la “región purépecha”: Coeneo, Charapan, Cherán, Chilchota, Erongarícuaro, Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo Parangaricutiro, Paracho, Pátzcuaro, Peribán, Quiroga, Tancítaro, Tangamandapio, Tangancícuaro, Tingambato, Tingüindín, Tocumbo, Tzintzuntzan, Uruapan, Zacapu y Ziracuarétiro.2 Los grupos que han migrado se han establecido principalmente en estados mexicanos vecinos como Jalisco, Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Colima, y también en Ciudad de México y Estados Unidos.3 Las actividades básicas de la mayoría de los purépechas son la metalurgia, que es lo que impidió la conquista de los Aztecas, la agricultura, ganadería, alfarería, pesca y la elaboración de diversas artesanías y trajes típicos, etc.
Historia
Representantes de la gente P’urhépecha en la “Muestra de Indumentaria Tradicional de Ceremonias y Danzas de Michoacán” de 2015, parte del tianguis de domingo de ramos en Uruapan, Michoacán.
Entre los siglos XV y XVI, el imperio purépecha, con capital en Ts’intsúntsani o Tzintzuntzan, fue una potencia mesoamericana de primera magnitud que resistió el empuje del Imperio mexica. Su imperio abarcaba la parte sur del estado de Guanajuato, gran parte del estado de Michoacán y la región norte del estado de Guerrero hasta el sur del Estado de México. Dado que era gobernado por clanes enseñoreados en varias casas establecidas en varios puntos, podría hablarse de una confederación de éstos, a partir de cierta época de su historia hasta la invasión española de sus territorios. Su éxito militar y económico se debió, en parte, a que los purépechas eran hábiles trabajadores de metales como el oro y el cobre.4 Este factor sin duda ayudó a mantener su independencia de los aztecas. Los purépechas antiguos eran hablantes exclusivos del idioma purépecha, una lengua aislada que no guarda relación histórica demostrada con ninguna otra en la región. La más famosa fuente de información acerca de los purépechas es la Relación de Michoacán redactada por Fray Jerónimo de Alcalá para el Virrey Antonio de Mendoza alrededor de 1540
Estado Tarasco
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El mayor personaje en la historia de los P’urhépecha es el rey Tariácuri (sacerdote del viento) nacido en el siglo XIV, un símil de Topiltzin Quetzalcóatl. Durante el reinado de Tariácuri el pueblo p’urhépecha se consolidó como un poderoso imperio cuya influencia se expandió enormemente lo largo de Mesoamérica. Al final de su vida, Tariácuri dividió administrativamente su imperio en tres reinos, uno resguardado por su hijo Hiquíngare y los otros por sus dos sobrinos Hiripan y Tangaxoán. Posteriormente Axayácatl, emperador de los aztecas, invadió el imperio purépecha, lo que llevó a que se unieran los tres reinos hasta entonces divididos, en uno solo, con Tangaxoán I como rey del imperio reunificado que logró expulsar finalmente a los mexicas del territorio purépecha. Sin embargo los conflictos entre nahuas y purépechas no terminarían, ya que después de la derrota de los mexicas comenzaría la guerra del salitre.
Después de la llegada de los españoles, el irecha (‘señor de las innumerables casas’) o señor michoacano Tangaxoán II se sometió sin presentar resistencia ante el conquistador hispano Cristóbal de Olid con el objetivo de salvar a su gente y de negociar un tratado de paz. En 1530 el gobernador y presidente de la Primera Audiencia Nuño de Guzmán saqueó la región, destruyendo templos, centros ceremoniales y tumbas en búsqueda de metales preciosos. Asimismo, mandó ejecutar a Tangaxoán II, después de someterlo a un juicio en que se le acusó de dar muerte a españoles, mantener ocultamente su antigua religión y alentar la desobediencia. Esto provocó un caos en la región. Muchos indígenas huyeron a los cerros y ocurrieron diversos episodios de violencia.