Hoy celebramos el Equinoccio de otoño.
Mabon ó Fiesta de la Segunda Cosecha, corresponden al Equinoccio de Otoño y se celebran aproximadamente entre el 22 de Septiembre. Una vez más, día y noche son iguales (las energías masculinas y femeninas se equilibran), la naturaleza decae y disminuye su generosidad, ofreciéndonos sus últimas cosechas y preparándose así para el invierno, cuando deberá descansar.
El nombre de Mabón deriva de Mabon ap Modron, un Dios consorte galés, que es un equivalente a Cerunnos. Otros dicen que, al ser el portador del otoño, podría vérsele como una versión masculina de Perséfone/Deméter.
Este sabbat también es llamado “última cosecha”, pues aunque la cosecha comenzó a recogerse en Lughnassadh, es en Mabón donde se completa, y se agradece por lo recogido, pidiendo una buena cosecha para el próximo año. Es tiempo de descansar luego del trabajo arduo, en todos los ámbitos de nuestra vida.
Es momento de mirar hacia atrás, reflexionando sobre los esfuerzos del pasado y celebrar por un trabajo bien hecho. Junto con la cosecha juntamos las semillas que contienen la promesa de la nueva vida en primavera; es el misterio de la vida en la muerte. A partir de Mabón, el Dios de la luz (el sol) es vencido por su gemelo, el Dios de la oscuridad (la personificación del otoño e invierno) es el momento en que la noche conquista al día.
Mientras se mueve la rueda del año, nos preparamos para un funeral, Samhain.
En las leyendas, la muerte del Dios es un sacrificio voluntario, él entrega su vida para que la vida siga, crezca y prospere. Mabón es, la festividad de la Madurez antes de la dureza, e incluso crueldad, de los abismos introspectivos del Samhain, debemos armarnos de una nueva conciencia en éste tiempo de confrontaciones mentales que danzan entre tranquilidad, sabiduría, fiereza y deseos para salir adelante.