“No dejes que el barro donde naciste te impida florecer. Las flores más fuertes… nacen entre ruinas.” – Coco Chanel

“Nadie me enseñó a coser, ¿sabes? Aprendí a fuerza de necesidad. No era arte al principio… era supervivencia.”

Nací en la miseria. Mi madre murió cuando yo tenía doce años, y mi padre—ese cobarde—nos dejó como si no fuéramos nada. Terminé en un orfanato gris y frío, donde el eco de los rezos se mezclaba con el rasgar de las telas. Las monjas me enseñaron a coser.

“Para que tengas una vida decente, Gabrielle”, me decían, marcando con su dedo huesudo la tela mal cortada.

Pero yo no quería una vida decente.

“¿Decente? ¿Eso qué significa? ¿Vivir callada y limpia?”, pregunté una vez. Sor Bernadette me fulminó con la mirada.

“Significa no volver a la calle”, respondió.

Pero en mi cabeza ya empezaba a arder otra idea: no quería salir del orfanato para vivir apenas… quería volar.

Cada puntada que daba era una forma de afirmarme. Cosía en silencio, pero en mi interior gritaba. Nadie iba a decidir por mí.

Años después, cuando empecé a vender mis primeros sombreros, la gente se reía.

“¿Una mujer con su propia tienda? ¡Qué disparate!”

“La hija del vendedor ambulante ahora quiere ser diseñadora. ¡Qué pretensión!”

No sabían con quién hablaban. Un día, un cliente me dijo con suficiencia:

“¿Tú hiciste esto? Pero si es elegante… pensé que sería de París.”

“Lo es”, le dije, sonriendo. “Porque yo también soy París, aunque usted aún no lo sepa.”

Con cada sombrero que vendía, con cada vestido que cortaba sin seguir las normas, me acercaba más a la mujer que quería ser. Libre. Elegante. Sin corsé, sin permiso, sin miedo.

Me corté el cabello cuando todas las mujeres lo llevaban largo.

“Pareces un chico”, me dijo una amiga horrorizada.

“No. Parezco yo”, respondí. Y me gusté.

Me llamaron rebelde, insolente, hasta vulgar. Pero nunca me llamaron sumisa.

Vi guerras que lo destruyeron todo. Vi cómo cerraban mis tiendas durante la ocupación. Vi cómo decían:

“Chanel se acabó. Su tiempo pasó.”

Pero no me conocían. Volví a París cuando todos creían que ya era historia, y les demostré que aún podía escribirla.

No era solo una marca. Yo era una idea. Una declaración de guerra al conformismo.

¿Chanel Nº 5? Sí, dicen que es el perfume más famoso del mundo. Pero mi esencia real fue otra.

“¿A qué huele el coraje?”, me preguntó una joven diseñadora una vez.

“A no rendirse”, le respondí. “A perfume con cicatrices.”

Y si pudiera decirle algo a la niña que lloraba en su cama del orfanato, sería esto:

“No dejes que el barro donde naciste te impida florecer. Las flores más fuertes… nacen entre ruinas.”

– Coco Chanel

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Valiente, inteligente, poderosa mujer :hugs:.

Gracias por compartir la historia, @Sage.

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No conocia su historia, busque su biografia y quede embelesada

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Fue una mujer admirable… Iconica y legendaria en el mundo de la moda :kissing_heart:

Gracias por el tema :kissing_heart:

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Mi mama usaba ese perfume, se lo traia mi hermano de Paris, voy a ordearlo porque ya se me olvido el aroma

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Muy fuerte mujer, tenia sus ideales

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Sufrio mucho desde temprana edad… y en vez de buscar salidas faciles se esforzo.

Lamentablemente no le fue bien en el emor

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