POR QUÉ LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS HABLAN MUCHO Y HACEN POCO,
Hay una tendencia en las personas a hablar más que lo que hacen. Y, en definitiva, ese “dios de la opinión” no siempre es favorable para cambiar las cosas del mundo que ellos mismos observan y critican.
¿Por qué, entonces, la mayoría de las personas hablan mucho y hacen poco? Por envidia y por miedo a eso llamado fracaso. Si cada persona toma consciencia de que cada expresión emitida es una huella de energía que han soltado, se puede comprender rápidamente que no siempre las palabras contribuyen a construir, y que, por más edulcoradas que se las presente, encierran detrás juicios y desvaloraciones.
Esta posición de juez por lo general abarca a las demás personas, y pocas, al emisor. Aquí tienes algunas desventajas de hablar permanentemente y hacer poco:
-
No concretas nada. Puede ser que en cierto lugar inconsciente pienses que tienes buenas intenciones, aunque está probado que si no pasas a la acción nada va a cambiar. Resultado: una vida mediocre y con escasas realizaciones positivas.
-
Te conviertes en alguien que ajusticia a los demás. Las palabras pueden elevar o herir. Cuando emites juicios (hacia ti u otros) lo más probable es que ellos terminen heridos. En ese proceso, casi expresado al pasar, quedan muchas personas lastimadas. Resultado: las personas huirán de ti, con tal de no sentir tus expresiones hirientes o cargadas de resentimiento.
-
Transmites la imagen de un aparente sabelotodo. Hay personas que, para no expresar su complejo de inferioridad, se sienten en condiciones de decir lo primero que les viene en mente. Y lo hacen de formas no meditadas ni profundas. Escuchan al pasar conceptos sueltos, y los devuelven agigantados como historias que pocas veces se ajustan a la verdad. Resultado: las personas dejarán de confiar en ti.
-
Del dicho al hecho. El viejo refrán es tu lema de cabecera si solamente te sientas a observar como le pasa la vida a los demás. En vez de comprarte una propia y dedicarte de lleno a tus asuntos, eliges mirar a los que sí van logrando sus metas en la vida. Resultado: te encerrarás cada vez más en ti, y sentirás una profunda envidia y resentimiento por los logros ajenos.
- Cómo dejar de hablar tanto y hacer más
a) Aprende que en la acción está la enseñanza. No ocurre nada nuevo si sólo te lo pasas hablando; hace falta el impulso hacedor.
b) Desafiarás tus paradigmas. Dejarás de pensar en la forma de siempre y expandirás tus condiciones creativas e innovadoras, para alcanzar objetivos cada vez mayores.
c) Ganarás experiencia. Sólo en el hacer podrás superarte y transformarás lo que vivencias, en sabios consejos para seguir progresando.
d) Tendrás mejores historias para compartir. Ya no se tratará de hablar de los demás, sino de ti, y todo lo que has aprendido. Esto es un verdadero aporte, y forma parte de tu legado personal: has hecho algo útil.
e) Dejarás de criticar y chismorrear. Dado que estarás tan enfocado en el hacer, no tendrás tiempo de hablar de los demás ni de poner tantas palabras en cosas que posiblemente jamás cumplas. Te enfocarás en tus realizaciones, y esa será la energía que te auto abastecerá indefinidamente.
f) Encontrarás compañeros de ruta. Son millones las personas que viven cada vez más en una consciencia de realización permanente. Ya sea que se trate de grandes o pequeñas obras, el mantenerte en acción te sintoniza con tu voluntad, fortaleza interna, pasión y entusiasmo; sentirás optimismo por la vida y aprenderás a corregir los errores.
Finalmente, posiblemente debas aprender del mismo alimento que generabas antes, en tu etapa del “otro yo”: sentirás en carne propia la crítica y los juicios de los demás hacia ti. Y esta será, quizás, la lección más importante. Nadie es lo suficientemente grande ni sabio para hablar de los demás. Enfócate en lo tuyo y deja de los demás hagan su vida. Que tus acciones muestren más que tus palabras.
POR DANIEL COLOMBO
