Palabras sabias y soluciones simples, pero difíciles de adoptar para la mayoría de los que vivimos en la complejidad de un mundo dominado por la tecnología, el interés personal y la ambición material.
Todo está conectado, la abundancia y el bien común yace en el vivir con simplicidad y con generosidad. El consumismo y la avaricia traen pobreza espiritual que resulta en la pobreza espiritual que permite la explotación y destrucción de la Madre Tierra y de gran parte de la humanidad. Todos sufrimos las consecuencias: la pobreza espiritual de unos está conectada a la pobreza material de otros. En los dos lados de la moneda, TODOS sufrimos.