En las zonas costeras áridas del Perú, donde las lluvias son casi inexistentes, ingenieros y comunidades locales están aprovechando un recurso invisible pero abundante: la niebla. A través de mallas atrapanieblas hechas con fibra de cactus, logran transformar la humedad del aire en agua útil para beber y regar.
El proceso es simple pero brillante. Estas mallas, tejidas con fibras naturales de cactus, imitan la textura espinosa y porosa de la planta, lo que les permite atrapar las diminutas gotas de niebla que se forman al amanecer. Cuando el viento sopla, la niebla choca contra la superficie de la malla, las gotas se condensan y se deslizan hacia un canal colector en la parte inferior. Desde allí, el agua fluye hasta un tanque donde se filtra y almacena para el consumo o riego.
Cada panel puede producir entre 100 y 200 litros diarios, sin necesidad de energía eléctrica ni mantenimiento complejo. Es una tecnología limpia, económica y perfectamente adaptada a las condiciones del desierto costero peruano, donde la niebla del Pacífico es constante durante gran parte del año.
Fuente: Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC)
