Nosotras, las niñas perdidas.
Las que preferían jugar solas y siempre andaban con las rodillas raspadas, el cabello enmarañado, jugando a columpiarse en las estrellas o en cualquier árbol.
Nosotras, las adolescentes ñoñas, con nuestros amigos los libros, con nuestra música rara y atemporal y nuestra intensa búsqueda de la tranquilidad.
Nosotras las mujeres que lloran mares, hipersensibles, manantiales desbordantes, las que aman con uñas y dientes, las que saltan a los vacíos sin siquiera percatarse.
Nosotras las brujas, con nuestras alas de petate, haciendo brebajes de amor propio y sanando con hierbas los corazones rotos, nosotras que volamos de noche y soñamos de día.
Nosotras, las flores silvestres que saben andar solas, pero juntas florecen…
¿Y si volvemos a ser niñas? ¿Y si volvemos a admirarnos de las pequeñas cosas de la vida?
¿Que pasaría si volviéramos a ser silvestres, libres, aventureras, temerarias, nuestras?
¿Y si nos volviéramos a importar, a escuchar, a apapachar, a endulzar?
¿Y si empezamos de cero, sin prisas y sin miedo?
Comienza un nuevo mes
lleno de esperanza, luz,
amor, fe y lleno de bendiciones.
Que toda
la magia del universo
te envuelva con su manto,
te lleve por el camino
deseado para poder
estar en armonía contigo
misma y todos los seres
que te rodean.
Así sea y así será.
Oro y miel, siempre
mis queridas Brujitas