En 1963, Hein3ken revolucionó el diseño de envases con la WOBO, una botella creada para ser reutilizada como bloque de construcción. Su creador, Freddy Heineken, junto con el arquitecto John Habraken, diseñaron este envase para reducir el desperdicio de vidrio y ayudar a combatir la falta de viviendas.
Las botellas encajaban perfectamente, formando paredes resistentes y funcionales. Aunque se fabricaron 100.000 unidades, el proyecto nunca llegó a masificarse. Sin embargo, sigue siendo un ejemplo visionario de arquitectura sostenible.
Cada sorbo podía convertirse en un ladrillo para el futuro.