Dolors Bonella i Alcánzar, Lola, era conocida popularmente como la Moños (Monyos en catalán). Se convirtió en uno de los personajes más famosos de Barcelona. Su nombre ha perdurado en lugares, negocios e incluso expresiones: eres más famosa que la Moños.
Cuenta una de tantas leyendas que se tejieron en torno a su persona que era de familia adinerada pero cuando sus padres la obligaron a casarse con un hombre mayor y con recursos, ella se negó porque no le gustaba. Tras la negativa, fue expulsada de su casa por lo que se buscó la vida limpiando.
Entró a trabajar en el palacete de unos aristócratas donde mantuvo una relación sentimental con el hijo de la familia. De esta relación nació una niña. El hijo murió y la niña fue separada de su madre para ser criada por los abuelos. La separación de su hija alteraron el equilibrio mental de Dolors.
Según otras versiones la que murió fue la niña, ya que los abuelos paternos querían cortar cualquier tipo de relación entre su hijo y una mujer de menor estatus social.
A partir de entonces Lola comenzó a vestir de forma estrafalaria y a peinarse con un moño alto que adornaba con agujas y flores que le regalaban los floristas y transeúntes de La Rambla.
Era muy pobre. Comía lo que le daban. Pedía limosna de una forma muy educada y elegante Senyoret, vol que li canti una cançó o li reciti un verset? (Señorito ¿quiere que le cante una canción o le recite un verso?). Así pasaba los días, haciendo siempre el mismo recorrido, cantando y bailando. Con esta actitud excéntrica y alegre se hizo muy famosa en toda Barcelona.
Cuentan que durante la Guerra Civil, miembros de la CNT y de UGT acordaron un alto al fuego para que ella pudiera pasar a la vista de su intención de atravesar por medio del fuego cruzado.
Su funeral fue multitudinario. Alguien anónimo se hizo cargo de los gastos lo que incrementó la leyenda sobre sus orígenes adinerados.