La historia de “Alicia en el país de las maravillas” se originó en un paseo en barco el 4 de julio de 1862. Ese día, el matemático y escritor Lewis Carroll (nacido Charles Lutwidge Dodgson) estaba navegando a lo largo del río Támesis con su amigo, el reverendo Robinson Duckworth, y las tres hijas del Decano de la Iglesia: Lorina, Edith y Alice Liddell. Durante el viaje, la joven Alice le pidió a Dodgson que les contara una historia. Comenzó a improvisar un cuento sobre una chica llamada Alice que se cayó en un agujero del conejo y se embarcó en aventuras fantásticas. Alice estaba tan cautivada por la historia que pidió a Dodgson que la escribiera.
Dos años después, en 1864, Dodgson le dio a Alice un manuscrito titulado “Alice’s Adventures Under Ground>”, con ilustraciones dibujadas por él mismo. Sin embargo, después de ser animado por sus amigos, amplió la historia y, en 1865, la publicó como “Alice’s Adventures in Wonderland” bajo el seudónimo de Lewis Carroll, con ilustraciones de John Tenniel. El libro fue un éxito inmediato y desde entonces se ha convertido en un clásico de la literatura, traducido a más de 50 idiomas y adaptado a numerosas películas, obras de teatro y musicales.
La creación de la historia contiene varios hechos interesantes. Los personajes fueron inspirados por individuos de la vida real: Dodgson usó el apellido de Alice Liddell para su protagonista y modeló varios personajes después de personas en su vida. El Conejo Blanco, la Oruga y el Sombrerero Loco pueden llevar referencias matemáticas y filosóficas, reflejando el mundo intelectual de Dodgson. La Reina de corazones simboliza la naturaleza autoritaria de la era victoriana, mientras que Alicia encarna la curiosidad y el deseo de independencia. El cuento sigue siendo un misterio fascinante, mezcla lógica, imaginación y comentarios sutiles sobre la sociedad del siglo XIX…