La noche transcurría despacio

  • Leyre -

El reloj de la iglesia sonó en la lejanía, dando tres campanadas, mientras Leyre veía a su hijo de 7 años dormir en su cama del ala de pediatría del hospital.

La noche transcurría despacio tras una operación que, según le había dicho el cirujano a su marido, había sido un completo éxito, y aunque la recuperación sería lenta, el brazo y la pierna se curarían completamente en pocos meses.

Leyre meneó la cabeza, mirando a su marido sentado a los pies de la cama y pensando en el accidente. Su hermano le había regalado a su hijo una minimoto por su cumpleaños, y al inconsciente de su esposo no se le había ocurrido otra cosa que estrenarla ese mismo día. El golpe había sido atroz, y si el conductor de aquel coche no hubiese reaccionado rápidamente, su hijo estaría ya en la morgue. Pero bueno, se consideraba realmente afortunada sabiendo que su hijo saldría de esta, y además, de nada servía lamentarse por las cosas que no se pueden cambiar, como decía siempre su madre: “Agua pasada no mueve molinos”.

La mujer le dio un beso a su marido y luego otro en la frente a su hijo, que se removió intranquilo sin llegar a despertarse. Luego, despacio y sin hacer apenas ruido, salió al pasillo y dijo:

“Muchas gracias por dejarme verlo.”

“No hay de qué, puedes quedarte tranquila, su hora aún está muy lejos,” respondió La Muerte, agarrándola de la mano.

En ese instante, unos pisos más abajo, el cuerpo de Leyre sucumbía en la unidad de cuidados intensivos sin poder recuperarse de las heridas causadas por el coche que la arrolló cuando esquivó a su hijo.

Fin

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q triste :confused:

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Asi es @Piel_de_Angel muy triste, gracias por pasar

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