La siguiente historia es de miedo, ‘El signo de la muerte’

La siguiente historia es de miedo, ‘El signo de la muerte’, fue recolectada en Connemara por Jane Wilde en 1888.

'Una mujer estaba fuera un día cuidando a sus ovejas en el valle, y al pasar por un pequeño arroyo se sentó a descansar, cuando de repente pareció escuchar el sonido de la música baja, y volteándose, miró a cierta distancia una multitud de gente bailando y haciendo alegria.

Y creció asustada y volteó la cabeza para no verlos. Entonces cerca de ella estaba un joven, de aspecto pálido y extraño, y ella lo miró con miedo.

"¿Quién eres tú? ” dijo al fin; “y por qué estás a mi lado? ”

“Deberías conocerme”, respondió él, "porque pertenezco a este lugar; pero date prisa ahora y ven, o el mal te sucederá. ”

Entonces ella se levantó e iba con él, cuando la multitud dejó su baile y corrió hacia ellos llorando—

"¡Vuelve; vuelve; vuelve! ”

“No te detengas; no escuches”, dijo el joven, "pero sígueme. ”

Entonces ambos comenzaron a correr, y corrieron hasta llegar a una colina.

“Ahora estamos a salvo”, dijo él; "no pueden hacernos daño aquí. Y cuando se pararon le dijo otra vez: "¿Mírame a la cara y dime si me conoces ahora? ”

“No”, respondió ella, "eres un extraño para mí. ”

“Mira de nuevo”, dijo, "Mírame directamente a la cara y me conocerás. ”

Entonces miró, y supo al instante que era un hombre que había sido ahogado el año anterior en la época oscura del invierno, y las olas nunca habían lanzado su cuerpo a la orilla. Y vomitó sus brazos y gritó en voz alta

"¿Tienes noticias de mi hijo? La has visto mi niña rubia que me robaron este día siete años. ¿Volverá a mí nunca más? ”

“La he visto”, dijo el hombre, "pero nunca volverá, nunca más, porque ha comido de la comida de hadas y ahora debe quedarse con los espíritus bajo el mar, porque les pertenece en cuerpo y alma.

Pero vete a casa ahora, porque es tarde, y el mal está cerca de ti; y tal vez la conozcas antes de lo que crees. ”

Entonces, cuando las mujeres voltearon su rostro hacia casa, el hombre desapareció y ella no lo vio más.

Cuando por fin llegó al umbral de su casa un temor y un temblor se le acercó, y llamó a su marido que alguien se paró en la puerta y no podía pasar.

Y con eso se cayó en el umbral de la cara, pero no dijo más palabra. Y cuando la levantaron estaba muerta. ‘’


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