Los cocodrilos ingieren piedras, conocidas como gastrolitos, para facilitar su digestión, ya que estas ayudan a moler alimentos en su estómago debido a la ausencia de un sistema de masticado eficiente. Estudios recientes también sugieren que estas piedras podrían mejorar su flotabilidad y estabilidad al nadar, especialmente en especímenes jóvenes.
Aunque este comportamiento, llamado litofanía, sigue siendo objeto de investigación, combina beneficios digestivos y funcionales esenciales para su supervivencia en en entornos acuáticos.