Hola mis amores, feliz Sabado a ustedes. Hoy hay relato erótico porque sé que a veces leer un poco de cachondería sirve para distraernos.
Me puse a revisar mis videos para subir material en mis plataformas y encontré unas fotos con una amiga, alguna vez que fui de visita a otro estado. No voy a decir dónde, porque tal vez así podrán hacer volar su cabeza con varias de mis amigas.
Estábamos en el hotel donde me hospedaba, decidimos hacer algunas fotos en una bañera; el fotógrafo llegó, nos arreglamos y comenzamos a posar, las cosas se fueron poniendo cada vez más calientes, cuando las poses ya eran demasiado sugerentes, creo que el fotógrafo entendió que era momento de tomar un respiro. Salió del baño y nos dijo que nos dejaría para poder disfrutar del agua de la tina.
Nos acostamos cada una en un extremo, dejando que nuestras piernas se entrecruzaran y así poder sentir nuestros muslos. Me incliné sobre ella, comencé a besarla, su cara roja por el calor del agua o por el calor que le daba la situación, me dejaba ver que le encantaba; sus labios estaban hinchados y suaves, mi lengua podía sentir los bordes de sus dientes, sus manos fueron bajando en el agua hasta llegar a mis nalgas, abriéndolas para que uno de sus dedos pudiera pasearse por todo mi centro, el agua dejaba que las caricias resbalaran fácil.
Sentí también mi cara caliente, sin contar mi cuerpo; aunque el agua estaba enfriándose, nosotras ya íbamos entrando más en calor. Ella salió de la tina para subirse en el lavamanos, dejando abiertas sus piernas para que mi lengua pudiera sentir otros bordes.
Empecé a lamer, como si estuviera quitando el yogurt de la tapita, veía sus ojos y sus expresiones, ella era feliz con esos movimientos, mientras mis dedos hurgaban dentro de su centro, dejándome sentir lo húmeda que estaba.
Después de un rato haciéndole eso, la puse de perrito justo arriba del lava manos, besando sus nalgas y metiendo mis dedos, mientras con la otra mano podía apretar sus lolas.
Ambas nos mirábamos por el espejo, era excitante ver lo rojas que teníamos la cara. Logré hacerla venir, que dejara mis dedos escurriendo de su jugo y pude ver cómo apretó los dientes cuando explotó de placer. Giró su cuerpo y bajó del lavamanos, tomó mis dedos y los limpió con su boca, la abracé y nos metimos a bañar. Ella quiso devolverme el placer, pero la verdad que yo ya estaba muy contenta y satisfecha de haberla visto disfrutar.
¿Te ha sucedido que con solo ver el placer que proporcionas, te sientes en éxtasis? Espero con ansias la próxima vez para poder leernos nuevamente. Les envío todo mi amor.