Pasó de ser el ave más abundante de Norteamérica a estar extinta. Estas aves fueron cazadas de forma masiva desde el principio, con el fin de aprovechar su grasa, plumas y carne, que servía tanto para alimentar personas como para fabricar piensos para animales domésticos, sobre todo para los cerdos. Su carne era frecuentemente consumida por las clases más humildes, ya que era más barata que la de cualquier otro animal. En 1805 en Nueva York un par de palomas costaba solo dos centavos. Con la expansión del ferrocarril y la emigración de colonos hacia el oeste la caza y consumo de la paloma migratoria aumentó de forma increíble, y muchas personas se convirtieron en cazadores especializados de estas aves. Los colonos tenían poca simpatía a las palomas viajeras por su elevado número y porque se interesaban cada vez más por las semillas que ellos esparcían sobre las grandes superficies de cultivo, por lo que, finalmente, se organizaron matanzas masivas en las grandes colonias. Ya en la década de 1850 comenzó a observarse un brusco declive en el número de individuos, aunque esto no impidió que se siguiera cazando al mismo ritmo. En 1871 su número se cifraba todavía en ciento treinta y seis millones de individuos. En 1885 pudieron observarse los últimos y pequeños reductos de cría.
El declive aumentó a la par que se destruían también los bosques donde habitaba esta especie para destinarlos a la agricultura. El comportamiento de cría de estas aves era muy especializado y fue la causa biológica que provocó su extinción definitiva. En la época de cría, las palomas migratorias se reunían en grandes colonias y ponían sus nidos tan juntos que muchas veces los árboles se quebraban bajo su peso. Los lugares de cría dependían de la oferta de alimentos y se fueron limitando a medida que progresaba la tala de los bosques. Sin embargo, las parejas incubaban un único huevo en cada periodo de cría, por lo que la existencia de la especie quedó amenazada cuando la mortalidad de los padres fue superior al ritmo de cría. A pesar del rápido crecimiento del pollo de la paloma migratoria, el hecho de que solo hubiese un huevo por nidada fue determinante para que la población no pudiese regenerarse a medida que se mataban más y más ejemplares. Para 1880 la situación ya era irreversible, por lo que se intentó iniciar algunos programas de cría en cautividad que fracasaron en todos los casos, probablemente debido a la estrecha dependencia entre la migración y la reproducción en esta especie, que impedía su cría en zoológicos. En 1896 se produjo el asalto a la última gran colonia de cría, matándose doscientos cincuenta mil ejemplares en un solo día que constituían el número total de los adultos en la zona. Las crías, huevos y nidos fueron abandonados al sol y los depredadores. Curiosamente, las palomas migratorias cazadas entonces no llegaron nunca al mercado porque el tren que las transportaba descarriló y sus cuerpos quedaron desparramados y abandonados a su alrededor.