Plástico de Cactus: Una Innovación Mexicana que Podría Salvar el Planeta
En un modesto laboratorio en Guadalajara, México, la ingeniera química Sandra Pascoe Ortiz ha desarrollado una alternativa al plástico convencional que podría transformar la manera en que manejamos los residuos: plástico biodegradable hecho a base de jugo de cactus.
El ingrediente principal proviene del nopal, una especie de cactus muy común en México. Se encuentra en jardines, campos e incluso en los platos tradicionales. De sus pencas carnosas se extrae una savia espesa que puede convertirse en una película flexible muy similar al plástico, pero sin los efectos nocivos para el medio ambiente.
¿Por qué es tan revolucionario?
Se biodegrada completamente en 2 a 3 meses en tierra
Se disuelve en agua en menos de una semana
No deja microplásticos ni residuos tóxicos
Es seguro para la fauna terrestre y marina — ¡incluso comestible!
A diferencia de otros bioplásticos, este proceso no daña la planta. Solo se cortan las hojas maduras, lo que permite que el cactus siga creciendo. El jugo se mezcla con cera natural, glicerina y proteínas, y se seca sin añadir químicos industriales. Además, requiere bajo consumo de energía y es económico, ideal para el clima árido mexicano.
Actualmente, este bioplástico se está probando para bolsas, empaques e incluso envoltorios comestibles. En zonas rurales y costeras donde la contaminación por plástico es alarmante, esta innovación podría marcar una gran diferencia.
En un mundo saturado de plástico, este cactus humilde ofrece una solución natural y sostenible.
Una penca verde, un gran paso hacia un futuro circular.