En la cima de la montaña brillaba Thalia,
con su sonrisa dulce y su mirada serena.
Encantaba con su voz de sirena,
con su gracia y su alegría que contagiaba.
Thalia, musa de la comedia y del amor,
con su carisma y encanto conquistaba.
En cada actuación, en cada palabra,
despertaba en el público emoción y fervor.
Eres la diosa que ilumina el escenario,
con tu talento y tu pasión desbordante.
Tu arte y tu brillo son verdaderamente radiantes,
Thalia, eres un regalo extraordinario.
Que sigas brillando con luz propia,
inspirando a todos con tu arte y tu magia.
Gracias por llenar el mundo de alegría,
Thalia, eres pura poesía en tu genialidad.
