En marzo de 2022, en Reynosa, Tamaulipas, una mujer llamada Eva María García Dávila dejó un legado de amor y compasión que conmovió a muchas personas.
Antes de fallecer, Eva María expresó un último deseo muy especial: que en lugar de flores en su funeral, se llevaran croquetas para perros y gatos en situación de calle.
Su familia y seres queridos respetaron y cumplieron su voluntad. En lugar de coronas florales, el lugar se llenó de sacos de alimento para mascotas, los cuales fueron donados a la organización Mundo Animal Reynosa. Desde allí, el alimento fue distribuido a refugios y rescatistas que atienden a animales abandonados en la ciudad.
Este gesto, sencillo pero profundamente significativo, refleja el gran amor que Eva sentía por los animales y su compromiso con su bienestar, incluso después de partir.
Su historia fue compartida por asociaciones protectoras y difundida en medios nacionales e internacionales, inspirando a muchas personas a reconsiderar cómo pueden ayudar a quienes más lo necesitan, ya sean humanos o animales, incluso en sus actos finales.
Eva María no solo dejó una huella en quienes la conocieron, también se convirtió en un ángel para los animales, demostrando que el amor puede trascender incluso la muerte.
Que su ejemplo nos inspire a transformar cada acto en una oportunidad de compasión.
