RECIENTE ESTUDIO DA NUEVOS DATOS DE LA DAGA PROCEDENTE DE UN METEORITO DEL FARAON TUTANKAMON:

RECIENTE ESTUDIO DA NUEVOS DATOS DE LA DAGA PROCEDENTE DE UN METEORITO DEL FARAON TUTANKAMON:

Un estudio reciente arroja nueva luz sobre la misteriosa daga de Tutankamón que ‘nació’ de un meteorito.

El nuevo estudio confirma que la daga de Tutankamón no sólo contiene hierro que vino del espacio, también fue forjada lejos de Egipto.

En el siglo XIV a.C., cuando gobernó Tutankamón, aún no se conocían las técnicas para calentar el hierro hasta lograr su fundición, mientras que el rastro más antiguo de fundiciones de este metal no aparece hasta el siglo VI a.C. en Egipto.

De ahí que durante décadas, los arqueólogos sugirieran –sin evidencia concluyente– que el hierro de la daga no era nativo de la Tierra, sino que tenía un origen extraterrestre.

Al analizar la distribución de níquel en la superficie de la daga, el equipo reveló que el metal se calentó a más de 800 ºC y menos de 950 ºC a partir de la existencia de patrones de Widmanstatten, un tipo de cristales alargados que aparecen en el níquel presente en el hierro meteórico que desaparecen al alcanzar los 1,000 ºC.

Este indicio, aunado al descubrimiento de yeso como el material utilizado para fijar los adornos que acompañan la empuñadura de oro (una técnica que no apareció en Egipto hasta el siglo IV a.C.), permite afirmar que la daga de Tutankamón no se forjó en el delta del Nilo, sino que tiene un origen extranjero.

Seis años después de que un análisis de rayos X confirmara que el material de la daga proviene de un meteorito y por lo tanto tiene un origen extraterrestre, un nuevo estudio del Instituto de Tecnología de Chiba, en Japón, analizó la composición química del arma tras distintas visitas al Museo Egipcio de El Cairo en febrero de 2020 y concluyó que no fue elaborada en Egipto.

El equipo relaciona el hallazgo con uno de los pasajes contenidos en las Cartas de Amarna, un conjunto de tablillas de arcilla que dan cuenta de las relaciones diplomáticas entre Egipto y otros estados al norte de la costa mediterránea.

La investigación ha proporcionado un dato interesante al respecto. En una de estas cartas se menciona una daga de hierro que Amenhotep III, abuelo de Tutankamón, recibió como regalo del rey Tushratta de Mitanni. Es un dato de gran valor ya que, según los investigadores, la tecnología del procesamiento de hierro y el uso de yeso de cal ya prevalecían en la región de Mittanni y la región hitita en ese momento. Las cartas de Amarna pueden ser una prueba escrita que sugiera que la daga de hierro de Tutankamón podría haber sido traída desde fuera de Egipto. Por otra parte, “la alta calidad del cuchillo indica que la habilidad para trabajar el hierro de meteorito estaba ya bien establecida en esa época”, concluyen los investigadores.

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@LAMADY & @Avispita ustedes vieron esta daga cuando fueron en sus viajes?

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Sage, yo aún no he ido a Egipto. El dinero de mi viaje lo perdí porque no me entregaron la renovación de mi pasaporte a tiempo. Sólo me regresaron 500 dolares.

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Wow, excelente para que vayas

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Gracias por compartir Lilly…la daga como tal es un hermoso e intrincado trabajo de orfebreria… Los artistas y orfebres de esa epoca desplegaron todo su talento y magisterio para crear joyas como esta de incalculable valor artistico.

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Lo que me llamo la atencion es que en aquel entonces usaran los meteoritos…

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Verdaderamente asombroso querida amiga…este tema me transporto a mi ninez cuando mi tia nos contaba fabulosas historias, y nos hablaba de la carta de amor que le escribiera la Loynaz a Tutankamon…ella estuvo presente en aquellas tierras cuando el monarca fue desenterrado…sera tema para otro dia… Buenas noches…te envio un abrazo :smiling_face_with_three_hearts:

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Ok, que descanses

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Hola querida amiga, aqui te dejo la bellisima carta de amor, que ayer mencione, escrita por la Loynaz…es algo digno de ser leido :smiling_face_with_three_hearts:

CARTA DE AMOR AL REY TUTANKAMEN

Joven Rey Tutankamen:
En la tarde de ayer he visto en el museo la columnita de marfil que tú pintaste de azul, de rosa y de amarillo.
Por esa frágil pieza sin animación y sin sentido en nuestras bastas existencias, por esa simple columnita pintada por tus manos finas – hojas de otoño—hubiera dado yo los diez años más bellos de mi vida, también sin aplicación y sin sentido… los diez años del amor y de la fe.
Junto a esa columnita, vi también joven Rey, vi también ayer tarde – una de esas claras tardes del Egipto tuyo – vi también tu corazón guardado en una caja de oro.
Por ese pequeño corazón en polvo, por ese pequeño corazón guardado en una caja de oro y esmalte, yo hubiera dado mi corazón joven y tibio; puro todavía.
Porque ayer tarde, Rey lleno de muerte, mi corazón latió por ti lleno de vida, mi vida se abrazaba a tu muerte y me parecía a mí, que la fundía…
Te fundía la muerte dura que tienes pegada a los huesos, con el calor de mi aliento, con la sangre de mi sueño, y de aquél trasiego de amor y muerte estoy yo embriagada de muerte y de amor…
Ayer tarde – tarde de Egipto salpicada de iris blancos – te amé los ojos imposibles a través de un cristal…
Y en otra lejana tarde de Egipto como esta tarde – luz quebrada de pájaros – tus ojos eran inmensos, rajados a lo largo de las sienes temblorosas…
Hace mucho tiempo, en otra tarde igual que esta mía, tus ojos se tendían sobre la tierra, se abrían sobre la tierra como dos lotos misteriosos de tu país.
Ojos rojillos eran; oreados de crepúsculos y del color del río crecido por el mes de septiembre.
Ojos dueños de un reino eran tus ojos. Dueños de las ciudades florecientes, de las gigantescas piedras ya entonces milenarias, de los campos sembrados hasta el horizonte, de los ejércitos victoriosos más allá de la Nubia, de aquellos ágiles arqueros, aquellos intrépidos aurigas que se han quedado para siempre de perfil, inmóviles en jeroglíficos y monolitos.
Todo cambia en tus ojos, Rey tierno y poderoso, todo estaba destinado antes de que tuvieras tiempo de mirarlo… Y ciertamente no tuviste tiempo.
Ahora que tus ojos están cerrados y tienen polvo gris sobre los párpados; más nada tienen que ese polvo gris, ceniza de los sueños consumidos. Ahora entre tus ojos y mis ojos, hay siempre un cristal inquebrantable…
Por esos ojos tuyos que yo podría entreabrir con mis besos, daría a quién los quisiera, estos ojos míos ávidos de paisajes, ladrones de tu cielo, amos del sol del mundo.
Daría mis ojos vivos por sentir un minuto, la mirada a través de tres mil novecientos años… Por sentirla ahora sobre mí – como vendría – vagamente aterrada, cuajada del halo pálido de Isis.
Joven Rey Tut-Ank-Kamen, muerto a los diecinueve años; déjame decirte unas locuras que acaso nunca te dijo nadie, déjame decírtelas en esta soledad de mi cuarto de hotel, en esta frialdad de las paredes compartidas con extraños, más frías que las paredes de la tumba que no quisiste compartir con nadie.
A ti las digo, Rey adolescente, también quedado para siempre de perfil en su juventud inmóvil, en su gracia cristalizada… Quedado en aquél gesto que prohibía matar a las palomas inocentes, en el templo del terrible Ammón-Ra.
Así te seguiré viendo cuando me vaya lejos, erguido frente a los sacerdotes recelosos, entre una fuga de alas blancas…
Nunca tendré de ti más que este sueño, porque todo lo eres vedado, prohibido, infinitamente imposible. Para los siglos de los siglos tus dioses te guardarán en vigilia, pendientes de la última hebra de tus cabellos.
Pienso que tus cabellos serían lacios como la lluvia que cae de noche… Y pienso que por tus cabellos, por tus palomas y por tus diecinueve años tan cerca de la muerte, yo hubiera sido lo que ya nunca seré: un poco de amor.
Pero no me esperaste y te fuiste caminando por el filo de la luna en creciente; no me esperaste y te fuiste hacia la muerte como un niño va al parque, cargado con los juguetes que aún no te habías cansado de jugar… Seguido de tu carro de marfil, de tus gacelas temblorosas…
Si las gentes sensatas no te hubiesen indignado, yo te habría besado uno a uno estos juguetes tuyos, pesados juguetes de oro y plata, extraños juguetes con los ningún niño de ahora – balompedista, boxeador – sabría ya jugar.
Si las gentes sensatas no se hubieran escandalizado, yo te habría sacado de tu sarcófago de oro, dentro de tres sarcófagos de madera, dentro de un gran sarcófago de granito, te hubiera sacado de tanta siniestra hondura que te vuelve más muerto para mi osado corazón que haces latir, ¡Oh Rey dulcísimo! En esta clara tarde del Egipto – brazo de luz del Nilo.
Si las gentes sensatas no se hubieran encolerizado, yo te habría sacado de tus cinco sarcófagos, te hubiera desatado las ligaduras que oprimían demasiado tu cuerpo endeble y te hubiera envuelto en mi chal de seda…
Así te hubiera yo recostado sobre mi pecho, como un niño enfermo habría empezado a cantarle la más bella de mis canciones tropicales, el más dulce, el más breve de mis poemas.

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Muy extensa, no termine de leerla, gracias.
Se me hace muy raro que lo tradujeran a nuestro idioma…

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Hola Lilly, esa carta fue escrita por Dulce Maria Loynaz, una eximia poetisa cubana que pertenecia a una de las familias mas ricas de ese pais, y que desde ninia viajo por todo el mundo. Que pena que no la leiste toda … es una de las cosas mas hermosas y sentidas que he leido.

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Recien entraba,venia a subir temas, comence a leer, lo hice por un buen trecho hasta que me supero la duda de que no la pudo haber escrito alguien de aquel tiempo…

Mas noche terminare de leer ahora que se que fue escrita por una contemporanea que se sintio de aquel periodo

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OK amiga…la carta fue escrita cuando ella era aun una adolescente durante un viaje que hiciera con su familia a Egipto para ver la tumba recien abierta del monarca. Luego pasare por tus temas…ya me voy a recoger… que tengas un lindo dia :smiling_face_with_three_hearts:

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Ok, que descanses, buenas noches, dias ahi

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Amigo, leí la carta, me gustó mucho, entonces ¿el Faraón Tutankamon y el rey al que se refiere la carta son el mismo? Disculpen mi ignorancia :wink:

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Querida amiga que bueno que te gusto la carta…me encanta todo el lirismo y la pasion ‘‘fogosa’’ de la autora que al final se torna en un sentimiento casi maternal… Faraon era el titulo que le daban a los reyes en el antiguo Egipto…
Gracias por leerla mi Juanis :smiling_face_with_three_hearts:

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