Santa Rita de Casia

:hibiscus:22 mayo ; Santa Rita de Casia :hibiscus:
Religiosa italiana y una de las santas más populares de la Iglesia católica.
Nace en Italia, en 1380, fruto del matrimonio de dos labradores sencillos en Roccaporena, zona de los Apeninos centrales. Ella aprende de la humildad de sus padres y tiene un corazón que no le cabe en su ser. La prueba llega cuando ha de casarse.

La tradición de esos tiempos medievales es que los padres buscasen al pretendiente y se asegurasen de que fuese el mejor. Ellos, en su mejor voluntad, creen haberle encontrado y se produce el casamiento. Pero lo que parecía un ambiente feliz, se torna violento. Rita descubre que su esposo es una persona de duelos medievales, ajustando las cuentas al que se le pusiese por delante. Casualmente, nacen dos hijos que participan de la forma de ser del padre.

Rita no cesa en su oración insistente y un día logra que su esposo emprenda un camino de conversión. Pero, al poco, unos hombres le traen a su esposo muerto de una puñalada. A ella no le queda claro si ha sido un atraco o un ajuste de cuentas por la conducta de su esposo en tiempos pasados. La cuesión es perdonar. Pero la cruz se acrecienta, porque sus dos hijos respiran venganza justiciera queriendo encontrar al culpable y devolverle mal por mal.

Ella como madre pide al Señor por sus hijos. Llega una epidemia de peste que les afecta y mueren antes de llevar a cabo su empeño. Rita, entonces, ingresa en las agustinas de Umbría. Su vida se torna penitente, que es un pequeño añadido a su corazón de esposa orante.
En 1428, una madrugada Rita recibió de manos de Cristo una larga astilla de madera clavada en el hueso de la frente. Se trataba de un estigma divino: la marca de la corona de espinas que Jesucristo había exhibido en la cruz. Le extrajeron la astilla y la guardaron como reliquia sagrada. Pero cada madrugada el estigma se le volvía a abrir por sí mismo, hasta que empezó a expeler un fuerte olor inmundo, que se mantuvo milagrosamente el resto de su vida. Ella oraba: “Oh, amado Jesús, aumenta mi fe Y paciencia en la medida que aumentan mis sufrimientos”.

En 1453 Rita cayó en cama gravemente enferma. Desde ese momento, estando siempre atendida por novicias, la herida de su frente gradualmente se cerró, pero Rita pasó los últimos cuatro años de su vida con infecciones en la sangre.
Así es el momento final de su vida hasta la muerte ocurrida en el año 1457. Su cuerpo quedó incorrupto y aún se conserva la tradición de las rosas de Santa Rita que se bendicen en conventos agustinos.
Estando ya gravemente enferma en su convento de Casia y próxima a la muerte fue visitada por una pariente suya quien, al despedirse. Juzgando que seria ya la última vez que habría de verla le preguntó si podía servirle en algo, a lo que Rita contestó: Quiero que cuando llegues a Roca Porrena vayas al huerto de mi casa, cortes una rosa y me la traigas tan pronto la obtengas.

Como era el tiempo de invierno y en aquel año de 1457 se estaba distinguiendo por la intensidad de su crudeza, la mujer creyó que Rita deliraba ya por su enfermedad y juzgando un desatino el encargo de la enferma, regresó a la villa sin acordarse para nada de la rosa; pero pasando junto al huerto de la casa de Rita, bien haya sido por curiosidad o por impulso sobrenatural, entró en él y vio con asombro que de la rama de un rosal medio cubierto por la nieve, pendía una rosa fresca y lozana; loca de alegría, la corta, retorna a Casia y entrega a Rita la rosa deseada, que se conservó largo tiempo fresca despidiendo un intenso perfume.
Es abogada de los imposibles.

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