Soltar es arrogante. Porque nada ni nadie te pertenece. Excepto tu vida. En cambio soltarte es humilde. Te sueltas de parejas, trabajos, amigos o grupos sociales porque en el fondo de tu corazón sientes que ya has cumplido tu misión.
Te retiras sin ruido. Sin drama. Te retiras agradeciendo. Te retiras mas sabio. Solo los que se retiran cuando lo sienten en la profundidad de su alma, ni antes ni después, se llevan más sabiduría, más fuerza, más amor y por supuesto más humildad de cada relación.
¿Qué acto más amoroso existe que soltarte? Soltarte es regalar espacio en la vida de los demás.
Espacio para que entren otras personas, otras bendiciones y otros aprendizajes.
Soltarte es comprender que las verdaderas raíces están en tu corazón. El desapego es darte cuenta que nunca pierdes a nadie si guardas en tu corazón lo vivido y compartido.