NEYMAR: "Mi papá trabajaba todo el día y a veces no alcanzaba. Cuando llovía fuerte, teníamos que correr con baldes para que no se inunde la casa.
A veces mi mamá no comía para que yo y mi hermana pudiéramos comer. Yo lo veía y no decía nada, pero lo sentía. El día que me compraron mi primer botín fue una fiesta. No me lo quería sacar ni para dormir.
Una vez mi papá vendió el auto para que pueda viajar a una prueba. Me dijo: confío en vos. Cuando firmé mi primer contrato en Santos, lloramos todos. Mi mamá se abrazó conmigo y me dijo: ‘Gracias por no rendirte’.
Pero no fue fácil. Me caí muchas veces. Me lesioné, me criticaron. Pero yo sé lo que costó cada paso. Cada jugada es por ellos. Por las noches con goteras.
Hoy me critican, me aman… pero yo solo quiero jugar. Porque el fútbol me salvó. Y si volviera a nacer, elegiría todo igual. Incluso las lágrimas."