Quiero platicarles un sueño que tuve y fue delicioso: Teníamos que levantarnos temprano para llevar la camioneta a cita en la agencia, así que sonó la alarma para poder estar a tiempo y desayunar. En vez de levantarme, pospuse la alarma para dormir cinco minutos más y en ese pequeñito lapso, logré caer en un sueño profundo, pero no dejaba de pensar en que debía levantarme para que no se nos hiciera tarde, así que mi sueño fue una mezcla del querer descansar y el saber que teníamos una obligación.
En el sueño me levantaba como rayo y veía a mi hombre acostado a mi lado roncando, así que lo movía bruscamente para decirle que era hora de irnos. Él se giraba envolviéndose en las cobijas pidiéndome cinco minutos más o que mejor posponíamos la cita mecánica.
Molesta, me ponía de pie y le decía “si quieres ir, si no me voy sola”... hasta en mis sueños peleaba. En fin, me ponía de pie y mi macho se paró también para tocarme una nalga. Fue extraño, porque automáticamente mis rodillas se doblaron.
En mi entrepierna entró un calor inmenso, como si me hubiera estado masturbando durante días. Las ganas que tenía eran enormes, así que simplemente me bajé los pantalones, los calzones y me empiné tomando con mis manos mis tobillos, quedando expuesta frente a él.
En mi sueño, él no preguntaba por qué. Así que sacó la pistola y me embistió duro, tomándome por la cadera y chocando su pelvis con mis nalgas. Dicen que en los sueños las sensaciones son más intensas que en la realidad, así que con las ganas que ya traía podía sentir cada vena de su amigo rozando mi centro.
Era como si sus palpitaciones me dieran placer, era lo más delicioso que podía sentir un miércoles por la mañana. De pronto, volvió a sonar la alarma, despertándome de manera forzada. Giré y él seguía dormido, pensé en comenzar a masturbarlo para poder tener una mañana de pasión, pero miré el reloj y era tarde.
Así que corrí al baño y me di placer con mis propios dedos, estaba tan mojada que tuve que cambiarme los calzones por unos secos, para llegar a la cita sin delatarme. No le dije nada de mi sueño a mi pareja, porque sabía que eso solo lo iba a echar a andar y con las ganas que yo traía, no me iba a negar a hacer ‘el delicioso’, en vez de cumplir con nuestras obligaciones.
Pero sin duda, cuando llegue a la casa, trataré de recrear ese sueño, no puedo quedarme con las ganas de que me coja así, frente al espejo. Cuéntame ¿cuál ha sido el sueño más cachondo que has tenido?
